Obra Pieles
Cuentan los mitos de las tribus amazónicas que todos los cuerpos, el humano inclusive, son concebidos como vestimentas o envoltorios. La pieza que presento, está compuesta por cuerpos realizados en tela que se abren como si fueran parte de un capullo. Las formas, en su movimiento, se despliegan mostrando un conjunto de “pieles” de colores cálidos y fríos cuyo centro es el cuerpo color negro, la sombra de nuestro inconsciente. En el pensamiento precolombino hay sucesivos cuerpos dentro del cuerpo, el cuerpo desnudo primordial es el “alma” cuerpo. Reflexionando sobre esta concepción ancestral de lo corporal me he preguntado: ¿Qué cantidad de “pieles” llevamos dentro? ¿será momento de mudar nuestras pieles actuales y buscar otras que nos lleven a un mejor destino?
Obra Tierra, semilla, carne, hueso, espíritu
En relatos guaraníes como en tehuelches se cuenta que la humanidad comenzó cuando los dioses dieron el primer soplo de vida a estatuillas de arcilla. El Popol Vuh Maya narra que el hombre y la mujer fueron creados primero de barro, luego con madera y finalmente de maíz.
Las historias de origen amerindio suelen mostrar una relación profunda entre los elementos de la naturaleza y los seres humanos. Los mitos postulan que la condición original común a personas, plantas y animales es la humanidad: dichas historias cuentan cómo plantas y animales comparten los atributos heredados o mantenidos por los humanos. Según esta premisa, podría decirse que hay una distinción entre una esencia antropomorfa de tipo espiritual, común a todos los seres animados y una apariencia corporal variable. Las “pieles” de cada especie serían una ropa mudable.
Partiendo de esta concepción desarrollé una pieza textil en la cual rostros realizados en tela intervenida se despliegan mostrando otras posibles capas de “piel” del ser humano. No solo somos carne y hueso. Nuestras pieles también podrían ser tierra, semilla y espíritu.