Tadeo Muleiro es un artista que trabaja a partir de la investigación de imágenes y símbolos mesoamericanos, atravesado a la vez de una fuerte influencia del arte folclórico de múltiples culturas originarias alrededor del mundo. Las imágenes ancestrales se referencian en su trabajo pero traídas a la actualidad, como si las historias que cuentan estuvieran sucediendo aún en el presente. Los relatos plagados de misticismo evocan la vida y la muerte, el amor y la guerra, los ciclos de destrucción y nacimiento que se repiten a lo largo de todas las culturas como forma de explicar los misterios metafísicos.
Un apocalipsis construido de hilos y pigmentos. Catástrofes suavizadas por la tela mullida. El mundo blando de Tadeo Muleiro se compone de tiras con escenas de nacimiento y decadencia, ofrecimiento y avatares del destino donde él no está asegurado. ¿Y cómo se sale del abatimiento si no es a través de un renacer?
Los ciclos en las historias de los hombres parecen estar regidos por los astros y sus fases. La alineación de la luna, el sol y la tierra da origen al eclipse. La formación celestial nos da una perspectiva universal, nos ubica en un punto del espacio inmenso, en un momento y lugar específicos, en un instante que parece un milagro. En la Umbra vemos el cuerpo de un astro proyectado. Bajo su sombra, bestias y humanos se detienen por igual, es una oscuridad que ponen al día en pleno día, que enfría la tierra y nos da un breve destello de calamidad.
Umbra es también el nombre que dimos para esta exposición, donde una gran pared negra le da fondo a tres piezas textiles; las dos de arriba hacen referencia a un eclipse de sol y de luna, respectivamente. La luna lleva una máscara de sol, el sol se viste de luna. En torno a ellos orbitan seres y símbolos, llamas y olas ponen en el mismo plano océanos e incendios. Lluvias de sangre y meteoritos caen sobre la tierra oscura donde brota nueva vida. Aparecen manos apuntando al cielo, abiertas aceptan su destino.
Un altar rinde tributo al creador. En este universo de tela y pintura el dios es Tadeo (etim. hombre valiente de corazón fuerte) que utiliza como herramientas una aguja y una tijera. Se lo ve eclipsado mientras sale de su coronilla un brote, haciendo otra vez referencia a que del misterio de la oscuridad nace la creación.
Las salas se completan con dos series de obras en papel. En Cáscara y Piel, unos personajes caleidoscópicos hacen eco de sí mismos en variantes de colores vibrantes. La secuencia de 9 piezas está inspirada en la teoría del antropólogo Viveiro de Castro, que supone un reino animal y vegetal idéntico en esencia, donde los cuerpos son solo la cubierta. Animal, humano y vegetal conviven en estas formas, que capa a capa van desnudando su ser inherente.
En El Monstruo y la Sirena, una serie de 20 dibujos en blanco y negro, el mar es el escenario donde los personajes se aventuran a un destino mitológico.
Georgina Valdez Cristofani, agosto de 2024