Texto para publicación de la Academia Nacional de Bellas Artes, arte textil periodo 2000-2020, Buenos Aires, Argentina 2024, por Julio Sánchez, Historiador, crítico de arte y curador

Tadeo Muleiro (Buenos Aires, 1983) se interesa por el arte y las mitologías precolombinas, y a partir de 2006 comienza a crear esculturas blandas con diversos materiales textiles y pintura. Aprendió a coser a máquina de mano de su madre y él mismo elabora integralmente cada obra. De ese año data Papá y Mamá I, un personaje antropomorfo dotado de brazos como serpientes y cangrejos de 360 cm de altura, con importante órgano masculino. Papá y Mamá II tiene características similares, pero con una gran vagina que expulsa varios muñecos (Calaveras) femeninos y masculinos, unidos todavía a su madre con un cordón umbilical. En este díptico ya queda claro su interés por los opuestos complementarios, masculino/femenino, solar/lunar como una forma de integración para poder generar la vida, como así también en el concepto de madre y padre, no tanto en sentido biográfico, sino arquetípico. Al año siguiente crea Axis Mundi, término latino que se aplica al árbol como el eje que une el cielo y la tierra, en parte inspirado en el Árbol de la Vida, textil de la cultura Chancay, en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. La versión de Muleiro se instala dentro de una bañera y tiene grandes dimensiones (160 cm de alto, por 300 cm de diámetro), colores netos y estridentes. En las tradiciones simbólicas el hombre es como un árbol que hunde sus raíces en la tierra y trata de elevarse a lo alto, igual que la copa. El Brujo (2008) es una especie de hábito realizado en tela pintada que acusa influencia japonesa tanto por la forma de kimono como por la katana que sostiene en su mano, la máscara con diez ojos y cabellos de serpiente le da un aspecto aterrador, como los Dharmapalas o demonios defensores del Dharma (enseñanza de Buda). Si bien es fiel al repertorio iconográfico precolombino, Muleiro pone en claro su gusto por el sincretismo de tradiciones culturales. En 2019 hace otro traje, El chamán, una figura trasciende épocas y geografías de todo el orbe, y que se define como alguien que puede viajar y volver por el mundo inferior, medio y superior para sanar a un individuo o a toda la comunidad, u operar sobre fuerzas naturales como la lluvia o la sequía. Muleiro también plantea el gran interrogante sobre la vida después de la muerte y encuentra la respuesta en la cosmología andina que distingue el Hakay Pacha (o Mundo de Afuera) sin tiempo ni espacio, no visible; de la misma manera se denominaba la instalación que presentó en la vidriera de la Fundación OSDE (2017), una especie de recinto/urna donde yace una figura semejante a las momias que se encontraron en la zona andina. Sus trajes han sido usados para performances, o video performance, tal es el caso de El abuelo (2012), un atuendo que consta de varias capas superpuestas, en colores cálidos, del amarillo al rojo, y con una capucha/máscara con una veintena de colmillos, el personaje transita por el centro porteño y se enfrenta al monumento ecuestre a Julio Argentino Roca, artífice de la Conquista del Desierto, y realiza una ofrenda en memoria de los pueblos exterminados por el dos veces presidente de la nación argentina. De esta manera el artista encarna el espíritu sufriente de un antepasado que se enfrenta al enemigo invasor, para redimir las atrocidades de la conquista.

La obra de Muleiro actualiza la persistencia del rito y del mito en temas medulares como el misterio de la vida y la muerte, con un lenguaje contemporáneo que abreva tanto en culturas antiguas como del comic.