Desde donde estoy sentado en este momento escribiendo, observo, frente a mi, una pieza de cerámica cuya forma representa una serpiente. Esta pequeña escultura la conseguí el verano pasado en un viaje por Colombia y pertenece a la cultura Tayrona, que se encuentra al norte de la región en la zona de Santa Marta. El enigma y la fascinación que me provocan estas imágenes- pertenecientes al mundo precolombino-, proviene de la fuerza de los mitos, los cuales construyen un imaginario lleno de fuerzas de la naturaleza que mueren y renacen.
Mircea Elìade, una eminencia en lo que se refiere en lo que se refiere al estudio de las religiones, postula que los mitos describen las diversas y, a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado en el mundo, y que estas irrupciones le otorgan fundamento y sentido a la existencia.
La revisión que hice a lo largo de estos años de trabajo sobre las culturas precolombinas, no puedo calificarla de histórica, sino que he propuesto un acercamiento y una vivencia desde sus aspectos simbólicos. Fue a partir de ahondar en sus mitos e imaginería que puede proyectarme más allá de los mismos, internándome en imágenes arquetípicas que duermen en lo profundo de nuestro ser. Los arquetipos, según Jung, son formas típicas de conducta que, cuando llegan a ser conscientes, se manifiestan como representaciones. Algunas de las formas psíquicas que adoptan son las de la madre tierra o la hechicera, el brujo o el guerrero. Una serie larguísima de figuras que habitan el inconsciente y constantemente acuden a la conciencia materializándose de distintas maneras y formas.
Las imágenes arquetípicas han despertado en mi, juegos que me remiten a mi propia infancia cargada de seres fantásticos y mundos olvidados, llenos de brujos y de papás y mamás unidos como dioses que, en terrible parto, concibieron a su hijo.
Por medio de mis obras, intento unir el mundo de lo mítico con el mundo del real. La historia general y la personal, los múltiples signos de la herencia y su rescate. Mi acercamiento a las culturas originarias tampoco busca un romanticismo obsoleto, ni siquiera puedo mencionar en mi defensa algún antepasado indígena. Lo que busco es un posicionamiento vital, que me comprometa y me incluya, que me modifique y que, desde la re significación de elementos arquetípicos, genere una obra local y universal al mismo tiempo.